domingo, 28 de septiembre de 2008

Eine Kleine Nacht Musik x 2

Antes de postear el siguiente material no es válido siquiera un punto y aparte; iniciar un nuevo capítulo en nuestro sitio igualmente sería poca cosa; sería más factible abrir un nuevo blog, el que debería consagrarse enteramente a la devoción por Eine Kleine Nacht Musik, correspondiéndole con versos pletóricos en adulaciones a su música, diariamente por supuesto... Pero no…, la verdad es que andamos escasos de poetas y no hay ganas de construir una nueva página, ya que ésta navega por buenas aguas y además, disfruta de un buen nombre, La Suite.
Eine Kleine Nacht Musik es el nuevo proyecto del inglés Henry Smithson (a quien más valdría llamarlo alemán que inglés), hombre que venía produciendo desde finales de los noventa bajo el alias Rito, y en este siglo había lanzado unos cuantos temas firmados con su propio nombre, además de trabajar junto a Ben Rymer, formando el dúo Gucci Soundsystem. En su nuevo emprendimiento, Smithson toma por préstamo el título de la famosa opereta de Wolfgang Amadeus Mozart (una que ha sonado en películas, series de dibujos animados y hasta en publicidades), para bautizarlo y crear el álbum homónimo. El disco es en esencia, un auténtico homenaje artificial a los primeros y más excelsos músicos electrónicos alemanes, aunque no por tal motivo debe entenderse que este artista se vio desprovisto de ideas propias, puesto que no es así.
Se advierten claramente dos influjos indudables en la música de Smithson, a saber, el electro por un lado, y por otro, la música clásica; igualmente, su sonido es inclasificable, por la virtud, si bien otros dirían defecto, de ser único. El inglés se ocupa de su música trabajando con sintetizadores analógicos, orquestaciones y viejos instrumentos como la lira (o glockenspiel), el xilófono y el sitar, herramienta esta última, portadora de una especie de aire asiático... De esta manera, logra concebir una música indecible, en el mejor de los sentidos claro está, ya que no existe manera de referir a terceros cómo suena y tanto menos, modo de trasmitir las sensaciones que de ella se desprenden; queda mejor decir, como lo hacía Carl Sagan (hombre que no viene a cuento, por supuesto), que se trata de “Un viaje personal”. Smithson nos transborda en su propio navío de fantasía, uno repleto de cadencias, armonías y melodías inventadas, improbables o más bien, quiméricas; de tal nave utópica, una vez arriba, ya ni el más necio querrá bajarse jamás…
Les dejo su reciente álbum y un EP aparecido seguidamente del debut. Recorran ustedes mismos los trayectos delineados, delicadamente, por este inglés, y no duden ni un instante, en darse al sueño mientras viajan, que los mejores viajes son, naturalmente, los que se hacen a ojos cerrados...


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