jueves, 23 de octubre de 2008

The Matthew Herbert Big Band - There's Me And There's You


Imposible pasar por alto el creciente descontento que domina a numerosos artistas, el cual es fácilmente identificable mayormente en cineastas y músicos. Se trata de un malestar producto del corrupto estado de las cosas (derívese de hipocresías propias de la política o religión e incluso del vínculo entre ambas), lo que supone que muchos viven acorralados por falacias y engaños que terminan siendo, a la postre, algo totalmente nocivo para todos. Cuantiosos disfraces astutamente confeccionados y enredos perspicaces valen de biombo encubridor de embustes, despropósitos y otros dobleces maliciosos que no sirven más que para favorecer al poder; y esto fastidia a muchos... No habrá ejemplo más acabado que el de EE.UU., que por medio de la unión de los republicanos y los evangelistas fundamentalistas logró convencer a su gente de que su país había sido elegido por el propio Dios para extirpar el mal en el mundo, debido lo cual preciso fue que el imperio atacara cuanto país tercer mundista se le ocurriese, sirviéndose de enrevesados argumentos penosamente articulados y en el mayor de los casos, sin ser éstos siquiera necesarios. Este tema es uno de los que ha decidido abordar el señor inglés Matthew Herbert; puntualmente la enorme iniquidad que supone la invasión y ocupación de Iraq por parte de la coalición liderada por los Estados Unidos.
There's Me And There's You es la segunda y nueva entrega de Herbert junto a su big band de jazz vanguardista. El título de este valiente álbum desde el vamos es más que claro, y es que en verdad toda la temática tratada en él no es ajena a nadie. No sólo arremete contra el citado caso, sino que se atreve a criticar el patriotismo, capitalismo, consumismo y demás males terminados en “ismo”. Escuchen ustedes mismos los sonidos que se disimulan bajo el avant-jazz preciosista del inglés, resonancias casi imperceptibles de grabaciones ambiente de sonidos bélicos, preservativos restregados en el museo británico, tijeras cortando tarjetas de crédito, clavos siendo martillados para cerrar ataúdes y los sonidos de una máquina que salvó a su propio hijo nacido prematuramente. Pero aquél que no distinga estos sonidos alegóricos pero entienda correctamente el inglés de la vocalista Eska (a la que Herbert llama “the beating heart of the record”) no necesitará de más, ya que las letras de crítica y denuncia son inequívocas, como si se tratara de un gran dedo que señala hiriendo del sólo acto a su acusado...
Es bien sabido por todos que el arte adquiere su máxima expresión cuando la temática comunicada alcanza la universalidad…, esto es, cuando la materia tratada concierne a todos y cada uno, sin importar nacionalidad, raza, etnia, clase social y demás. De ordinario, un mensaje de tales proporciones es posible encarando, con la seriedad y hombría suficientes, las humanidades y, seguramente, atacando no sin razón alguna que otra entidad poderosa… ¿Y qué más humano y arrojado que la tentativa de Herbert? Sin embargo, cuando aún el disco ni siquiera se ha puesto a la venta, ya enamoró en demasía a la crítica con tan sólo su mensaje, dejando éste totalmente eclipsada a la música en sí de este artista. En todo caso, a mí sí que me gustó esta nueva entrega en su conjunto, porque por lo demás, no es la primera vez que Matthew Herbert utiliza su música para plantarle cara a ciertas cuestiones un tanto embarazosas…, no para él sino para otras personas… Ahora les toca a ustedes sacar sus propias conclusiones...

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