Kangding Ray - Automne Fold

A finales del siglo XX se unieron los propietarios del sello alemán Rastermusic, Olaf Bender y Frank Bretschneider, con Carsten Nicolai, cabeza de Noton.archiv für ton und nichtton, para dar vida a la espinosa firma Raster-Noton. Sin dudas, no se trata de un sello provechoso para todo el que vaya de paso y quiera dar oídos, no; Raster-Noton es más bien un tanto elitista, y es que editando artistas de culto como Alva Noto, Ryuichi Sakamoto, Ryoji Ikeda, Thomas Brinkmann, Wolfgang Voigt, Hervé Boghossian y otros que de sólo escuchar sus nombres nadie puede negar que desde el vamos suenan distinguidos, no puede evitar serlo. Oficiando como firma presentadora de tales, en poco más de una década ha logrado tal resonancia dentro de la más refinada escena electrónica de Europa, que el eco alcanzó incluso nuestros oídos.
El francés David Letellier, quien produce como Kangding Ray, es uno de los artistas más recientes del sello alemán, y a él pertenece su última reseña. Hombre que se devino en músico electrónico luego de formar parte de bandas de rock y jazz, es hoy una gran referencia del IDM, el Glitch y la música minimalista abstracta; y tal es así que tener alguno de sus dos álbumes se asemeja a tener en nuestro poder un auténtico certificado de buen gusto. Con temas retorcidos a la vez que armoniosos; poperos tanto como sutiles; y otros pesarosos dispuestos de igual modo que los más alegres, Letellier nos arrastra a confines inexplorados por los sentidos.
Al igual que todas aquellas representaciones mágicas que son posibles gracias a la imaginación, Automne Fold ostenta la misma maestría a la hora de plasmar para nosotros difusas imágenes heterogéneas en el aire, como si de figuras inciertas se tratara; bestias épicas de mitologías muertas, tórridos paisajes imposibles, estatuas de severo semblante y demás espectáculos se sugieren en apariencia, y de ésta se desvanecen en la nada al cesar su andar el disco. La música de Kangding Ray no fue creada para ser apreciada en estado de vigilia, sino que se entiende afinadamente con el ensueño y a él invita; puede ser la banda de sonido de las fantasías más dulces o irreverentes, e incluso asistir las visiones, espejismos y alucinaciones más inverosímiles...

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