viernes, 29 de mayo de 2009

Sébastien Schuller - Evenfall


Son realmente pocos los artistas que, venidos de formación clásica o jazzística, logran encontrar su lugar en ese gran chiste que es la escena musical contemporánea; la venerable alineación artística que recibieron cuando jóvenes, no es más que objeto de desdeño en numerosas esferas musicales actuales. Sin embargo, en el caso puntual del clasicismo, podemos decir que en más de una ocasión lo hemos visto encontrar fraternidad con la electrónica más refinada, y aunque los artistas que lograron consagrarse valiéndose de esta fórmula son más bien pocos, es claro que valen la pena... Entre los grandes baluartes que han sabido amoldarse a los tiempos que corren con la grandeza de su instrucción y todo lo que ésta conlleva, hoy quiero aludir a ese gran guitarrista, bajista, percusionista, pianista y cantante francés llamado Sébastien Schuller, todo un ejemplo de lo que es realmente un compositor.
Se dio a conocer en el año 2005 con su álbum debut, al cual, no sin cierto dejo de ironía decidió bautizar “Happiness”, un trabajo que confeccionó con la asistencia de su propia sombra por toda compañía… Solo con su soledad intentó plasmar su pequeña felicidad, que no por pequeña se le antojó menos exacta; no obstante, pocos adivinaron felicidad cuando de adivinar se trataba, y más les pareció una tristeza disfrazada… Su penuria la llamaron, y Sébastien, sin dar mucho crédito a lo que la gente decía, declaró que acaso todo fuera producto del caos que había traído la más inclemente de las lluvias todas…, y agregó que el sol que llegó después no pudo dar a luz más que a un arco iris que sólo brilló en blanco y negro… En efecto…, cosas por el estilo dijo en aquella primera ocasión, y ahora, cuatro años más tarde, vuelve para expresar que su situación no ha cambiado demasiado…, y hasta puede que no quiera en absoluto que eso suceda, pues como él mismo dijera hace algunos años atrás: la lluvia insiste en brillar como el sol
Atendiendo al citado fragmento de su viejo tema, les puedo decir que ni en su primera entrega ni en la que nos concierne el artista se lamenta de cosa alguna, pues sus canciones son una oda de esperanza en medio de su desolación; por tanto su angustia no es tal, sino pasión; por ende su “caída” no es tal, sino un ascenso... Es probable que al encontrar en Evenfall esas delicadas pero doloridas cadencias de piano tan afines a las de Ólafur Arnalds aplastadas por la melancólica voz de Sébastien -quien se sumerge a profundidades que sólo Antony Hegarty o Patrick Watson pueden alcanzar-, concluyan en que su música es en verdad bastante sufrida, pero en su sufrimiento mismo se halla sobrentendida la resistencia obstinada, y tal es el desdoblamiento que debemos hacer para comprender por qué los títulos de sus álbumes resultan, a priori, un tanto desconcertantes… El artista no ha necesitado más que diez canciones para demostrar su determinación, y sirviéndose de su infinita pericia con la instrumentación y su enorme tacto con las programaciones electrónicas, ha vuelto a proyectar un maravilloso álbum totalmente personal, y, en consecuencia, de una intensa carga emocional… Y si piensan que toda esa emotividad avasallante que exterioriza no es otra cosa que sentimentalismo borreguil, recuerden aquel viejo dicho que reza… “la fragilidad de la copa no es debilidad, sino fineza”…
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3 comentarios:

Gerardo.H dijo...

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musogato dijo...

Llevo 4 años esperando este álbum. Me encantó "Happiness", todavía lo escucho a menudo. Muchas gracias tocayo!!!

Gerardo.H dijo...

;)