Daedelus - Live At Low End Theory

El estadounidense Alfred Weisberg-Roberts, de quien anteriormente colgué Daedelus-Love to make music to, continúa trabajando con firmeza en lo suyo y por primera vez nos ofrece un cd live, formado enteramente a partir de temas propios ejecutados y reconstruidos en vivo y en directo.
Sí, se acaba de presentar, grabación de por medio, en el reputado club nocturno Low End Theory de Los Angeles, el cual además tiene distintas “sucursales” en otros puntos de Estados Unidos, luciéndose con una grandilocuente sesión que supo cautivar de igual manera tanto a las masas urbanas más inclinadas por los sonidos del hip hop como a las elites vanguardistas partidarias de la electrónica más audaz. Bien sabemos que la música de este señor tiene la particularidad de atraer gente de partidos opuestos por antonomasia, logrando romper barreras que bajo otras circunstancias parecerían solidamente consistentes e inviolables. Su victoria, señalada claramente en la superación de diversos prejuicios y demás manías en uso, es tan sólo el paso primero que no a mucho es dado también por todos sus simpatizantes…, lo que nos lleva a observar el fenómeno planteado en Live At Low End Theory con ojos tamaños... Pero, más allá de que el club se haya convertido por una noche en un bonito parque zoológico, ávido de reconciliación como si todos hubiesen sido domesticados por la música misma, es necesario referir cómo se desenvolvió este idóneo artista electrónico en el evento aludido…
Apelando a sonidos acústicos de jazz, soul, funk o música latina; ruidos generados por la The Box o el Tinkly Synth, sean de pop, sean de IDM, clicks & cut, o música altamente experimental, Daedelus logró elaborar un set de sonidos ininteligibles que si bien en un principio parecen no tener orden ni lógica aparentes, con el suceder del tiempo cobran progresivamente el sentido totalmente para bien… Tal vez, hasta se pueda afirmar que la belleza de esta performance se encuentre justamente en la falta de lógica o mejor dicho en el rechazo absoluto a ésta, lo que nos indica la necesidad de un escape ensoñador tanto por parte de su autor como de su público. Obviamente que esta habilidosa elucubración puede llegar a ser estrictamente inadmisible por los más ortodoxos y sin embargo, para nosotros, puede significar uno de los viajes más deliciosos de lo que va del año, y no por precisar imperiosamente una evasión justamente, sino más bien porque comprenderemos a las claras el bello idioma con el que “canta” Daedelus y a partir de entonces, disfrutaremos ya con ganas durante todo el recorrido...

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